“La inseguridad es una sombra constante en los vecinos de 3 de Febrero”
Fuente: @perioredonline @dan_carrizo
Habiendo transcurrido más de 1 año del nuevo gobierno nacional. Qué grado de aceptación y/o apoyo tiene de la población en general?
Es momento de analizar con crudeza qué se ha hecho, qué se ha perdido y, sobre todo, quiénes han pagado el precio de las decisiones tomadas. Porque gobernar es elegir, y las elecciones de este gobierno han sido claras: ajustar a los de abajo para liberar a los de arriba.
Desde el inicio, se presentó un relato contundente: el “Estado opresor” debía achicarse y la “libertad” sería el norte de esta nueva era. Sin embargo, lo que ocurrió fue un retroceso en derechos fundamentales. La eliminación del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad fue mucho más que un golpe simbólico: fue un quiebre para las mujeres y disidencias, relegadas nuevamente a un plano de invisibilidad. La tan prometida “libertad” se convirtió en privilegio exclusivo del mercado.
Jubilados y jóvenes tampoco escaparon al ajuste. Mientras los primeros enfrentan la caída de sus haberes reales bajo la excusa de la “orden fiscal”, los segundos chocan con un mercado laboral precarizado y un sistema educativo que languidece por falta de inversión. Austeridad para unos, beneficios para otros: la receta clásica de quienes gobiernan para las élites.
A pesar de este panorama, hay algo que no pudieron arrebatarnos: la memoria. Un pueblo que sabe levantarse de las crisis, que resiste ajustes y embates, y que no permitirá que el despojo continúe sin respuesta. Las mujeres seguirán luchando por sus derechos, los jubilados exigirán lo que les corresponde, y los jóvenes no renunciarán al futuro que les pertenece.
Qué le espera a la Argentina para este 2025, teniendo en cuenta que hay elecciones de medio término.
Las elecciones de medio término serán el termómetro de un gobierno desgastado, incapaz de atender las necesidades más básicas de la población. Mientras las políticas de ajuste siguen profundizando las desigualdades, las mujeres, los jubilados y los jóvenes cargan con el peso de un modelo que privilegia a unos pocos.
El peronismo enfrenta el desafío de reorganizarse y ofrecer una alternativa creíble que conecte con las demandas sociales, mientras el PRO intenta reposicionarse frente a un electorado que migra hacia La Libertad Avanza. Pero estas elecciones no son solo una disputa por bancas: serán una oportunidad para redefinir el rumbo del país y construir un proyecto político que recupere la justicia social y la esperanza.
El desafío está en manos de la dirigencia política: estar a la altura de las circunstancias o dejar que la Argentina continúe por el camino de la división y el retroceso.
Qué mejoraría en materia de gestión a nivel local y/o provincial?
La inseguridad no es solo la principal problemática de Tres de Febrero: es una sombra constante en la vida cotidiana de sus vecinos. En los últimos años, el delito creció al ritmo de la improvisación en las políticas de prevención del gobierno de Diego Valenzuela. Mientras los discursos oficiales destacan cámaras, tecnología y programas, barrios como Ciudadela, Caseros, Villa Bosch y Ciudad Jardín viven otra realidad: robos violentos, muertes y un miedo latente que ha calado profundamente.
El año pasado, Tres de Febrero ocupó las portadas de los noticieros por las historias desgarradoras de familias destruidas. Sin embargo, lejos de asumir la responsabilidad, Valenzuela ha priorizado la foto y los discursos marketineros por encima de las soluciones reales. Las cámaras y los anuncios vacíos pueden funcionar para las redes sociales, pero no devuelven la tranquilidad a los vecinos.
Tres de Febrero necesita un intendente que deje de lado la cosmética política y se ponga verdaderamente al frente de la seguridad. La experiencia demuestra que cuando los intendentes lideran con decisión, los indicadores delictivos pueden mejorar, como sucedió en Tigre durante la gestión de Sergio Massa. Pero para eso, se requiere algo más que palabras: se necesita voluntad política.
Es momento de abandonar la foto y asumir la responsabilidad. Gobernar es liderar, y la seguridad no se soluciona con marketing. Diego Valenzuela tiene dos opciones: ponerse al frente de la seguridad o seguir dejando que el miedo gobierne Tres de Febrero.