Cómo quedará la icónica plaza de la Catedral de San Isidro después de la reforma
Escaleras rotas, bebederos con mayólicas faltantes, cables de electricidad caídos, bancos ladeados y veredas levantadas por raíces muestran el abandono que sufre desde hace décadas la icónica plaza de la Catedral de San Isidro. Para ponerla en valor, el municipio lanzó un proyecto integral de reconstrucción del paseo donde se preservarán los elementos originales y se desecharán aquellos agregados con el paso del tiempo.
Quienes transiten por la Avenida del Libertador al 16.300 podrán observar ahora una serie de chapones colocados en el perímetro de la llamada Plaza Mitre, un espacio que ocupa casi una hectárea en la zona fundacional del partido, en el Casco Histórico. El tradicional predio es un centro turístico visitado por unas 3000 personas los fines de semana previos a la pandemia, especialmente atraídos por la iglesia neogótica de fines del 1800 y por la tradicional feria de artesanos.
Desde la semana pasada y durante unos 10 meses, el espacio verde estará cerrado al público debido a que en su interior se estará trabajando con maquinaria pesada. Los chapones ya fueron colocados sobre la Avenida del Libertador, avanzan por Ituzaingó y finalmente terminarán de instalarse en la calle Lasalle, ya que paralela a Ituzaingó, hay una escalera que bordea la barranca. Esa escalera pasará a ser accesible.
Según el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, el objetivo del plan es fomentar la economía local: “Con la estación fluvial, se generará un circuito turístico en el Bajo de San Isidro, la Plaza Mitre, el centro comercial y los museos”. Y agregó que se busca “potenciar las fuentes de empleo y preservar el patrimonio histórico del distrito”.
El proyecto prevé rescatar todos los componentes originales que le otorgan al espacio verde su identidad como ícono del partido: el arbolado, los monumentos conmemorativos y ornamentales, el reloj floral de 1913, las balaustradas y escaleras, los bancos antiguos, el bebedero, las farolas y el solado de ladrillos fabricados en San Isidro, detalló el subsecretario de Espacio Público, Leandro Martín. El presupuesto estimado es de entre 120 y 150 millones de pesos.
El inicio de obras, que ya fue bendecido por el párroco de la Catedral, Carlos Avellaneda, comprende en primer lugar la poda correctiva de 50 ejemplares añosos, especialmente tipas, con grandes ramas a punto de caerse y que oscurecen el terreno. Bajo la supervisión de ingenieros agrónomos se cortarán las raíces que levantaron y rompieron los solares, las escaleras y los cordones de la vereda, que transformaron el lugar en un sitio peligroso de transitar. Además se soterrará el cableado eléctrico y se harán nuevos desagües pluviales. Las raíces y los drenajes en mal estado, que inundaban el espacio, fueron los principales culpables del deterioro del paseo. Los solares rotos serán reemplazados con otros del mismo color rosado.